Una confesión: cuando estudiaba trompeta, salía al balcón a practicar porque me gustaba oír cómo el sonido rebotada entre los edificios. Si algún vecino se quejó, la verdad no me enteré; pero imagino a mis padres respondiendo a un reclamo: "sí, ud. tiene razón, pero estudiar música mejora el cerebro; si tocar trompeta en el balcón es una mala decisión, imagine qué decisiones tomaría de no estudiar música".
Durante mucho tiempo hemos oído hablar de los beneficios cerebrales de la educación musical, pero apenas ahora la neurociencia empieza a revelarnos de qué beneficios hablamos y cuán amplios y valiosos realmente son. Me invitaron a Radio Culleredo (101.2 FM, Culleredo, A Coruña, España) para conversar sobre el tema en el programa del Conservatorio Profesional de Música.
El primer audio (3'42) es un resumen de los puntos principales. El segundo (19'25) es la conversación completa. Este segundo audio tiene los fragmentos iniciales en idioma gallego, pero la mayor parte en castellano. No puedo despedirme sin enviar un saludo (silencioso) a mis vecinos de la adolescencia y agradecerles; porque seguramente hoy sigo tomando algunas decisiones desafortunadas, pero quién sabe qué decisiones tomaría de no haber estudiado música.
